La música coral en Venezuela ha sido no solo un movimiento que ha rescatado, preservado e interpretado piezas y obras importantes del catalogo cultural, popular, clásico y académico, sino que ha logrado establecer, desde lo social, la unión entre quienes lo integran.
Corales, orfeones y ensambles han tenido gran repercusión dentro y fuera del país, representando a agrupaciones institucionales, gremiales, universitarias, escolares e independientes, las cuales celebran hoy un año más del Día Nacional del Canto Coral, establecido por la Asamblea Nacional (AN) en el 2023.
Un 15 de julio de 1930, el Orfeón Lamas, realizó su primera presentación bajo la dirección de Vicente Emilio Sojo, dando inició al canto polifónico en el país, hecho que se tomó para homenajear este movimiento que pronto alcanzará los 100 años de actividad formal.
El canto coral nacional trasciende entre festivales, encuentros, eventos privados y públicos, en el que cada agrupación cuenta con un nivel de apoyo, esfuerzo y unión de forma particular en las diferentes regiones. A pesar de las dificultades ha sabido sostenerse y mantener el impulso, la pasión y la motivación, tanto de directores como coralistas para ratificar su presencia como un movimiento convertido en un hecho cultural.
Es de resaltar el paso de algunas agrupaciones vocales convertidas en instituciones dentro de esta vertiente musical, desde lo que ha sido la misma génesis del Orfeón Lamas, el Orfeón Universitario de la Universidad Central de Venezuela (UCV), la Coral Venezuela, Coral Creole, Schola Cantorum de Caracas, Quinteto Contrapunto, Quinteto Cantaclaro, Cantoría de Mérida, Coral del Táchira, Madrigalistas de Aragua, Coral UDO, Cantoría Alberto Grau, Orfeón de la Universidad Simón Bolívar, Niños Cantores de Villa de Cura, Niños Cantores de Lara, Ancora Ensamble Masculino, Cantarte Coro de Cámara, Entre Voces, Rapsodia Coro de Cámara, Canticum Merú, entre otras.
En Yaracuy, la historia de este movimiento pasa por recordar a emblemáticos grupos ya desaparecidos como Cuerdas y Voces del IUTY y Policromía en Voces; y algunos activos y vigentes como el Orfeón Yaracuy, la Coral Voces Juveniles de Yaracuy, los Niños Cantores de Yaracuy, la Coral Analexis Ramírez, entre otros.
Vale mencionar también a quienes han sido parte de esta trayectoria iniciando como coralistas y talentosos en el canto, pasando inclusive por la dirección, los arreglos y la composición entre ellos, Franklin Sánchez, Franklin Gutiérrez, Pedro Parra, Edgar Quiñones, Pablo Hurtado, Alexander Camacaro.
El maestro Gerardo Herrera, director de coros y pedagogo de destacada y reconocida trayectoria nacional, comenta que para él la música es una pasión, “no tengo otra definición, es mi vida, yo no concibo estar sin hacer música”. Respecto a la evolución del canto coral en Venezuela, refiere que ha sido paulatina, pero con influencias de grandes agrupaciones con sólida formación, además posee un altísimo nivel técnico, estético, pasional y sobre todo nacional, logrando renombre y reconocimiento en el mundo.
Por su parte, Ana Paris, directora de la Coral Analexis Ramírez, quien se formó en la música y ha estado desde su etapa infantil en este universo coralista, afirma, que el canto coral es sin duda alguna el motor que la ha llevado a vivir experiencias maravillosas. “La música ayuda a no envejecer en cuerpo y alma, porque purifica el ser desde lo más profundo, es la fuerza más hermosa luego del amor, si volviera a nacer escogería ser músico nuevamente”.
El canto coral es sin duda un acto colectivo de integración que se vivencia entre ensayos y conciertos, además de crear beneficios a nivel artístico, corporal, intelectual, social, emocional, espiritual y pedagógico, y se puede ejecutar desde edades iniciales hasta adultos mayores, estimulando, fomentando y potenciando el talento musical y el canto, así como el valor de la amistad y la hermandad.